¿Inflacion de 4% con 53% de devaluación? ¡Ni de broma…!
Los primeros efectos de la devaluación del peso en ocho por ciento en el último mes, empezaron a sentirse en las poblaciones de la frontera de Estados Unidos.
De Calexico a Brownsville la ausencia de clientes mexicanos es latente, en tanto la tendencia es similar: ahora son los estadounidenses los que cruzan a comprar en las ciudades mexicanas.
Es que el peso cayó de 18.57 a 20.13 por dólar entre la última semana de agosto y la última de septiembre, para acumular devaluación de ocho por ciento en sólo 30 días.
En los centros comerciales de la frontera americana la reacción fue similar: recorte de personal y reducción en el número de días trabajados para bajar los gastos.
Conocedores de la realidad y de que lo que ocurre, es que simplemente no alcanza con esa paridad (tipo de cambio, pues paridad no hay) para comprar en el lado americano; la lucha por los consumidores se vive día a día.
Si bien el peso venía cayendo hasta acumular mas del 50 por ciento en el sexenio de Enrique Peña Nieto lo ocurrido este mes patrio es de doble impacto. Ocho por ciento en un mes, fue mucho, y, ademas, rebasó la barrera psicológica de los veinte a uno con la que tanto se bromeaba.
Hay que subrayar: no es depreciación del peso ni sobrevaluación del dólas lo que ocurre. Eso es el término acuñado por el sexenio para querer disimular lo que en realidad es una macro devaluación.
Como el tipo de cambio es flotante, se fue deslizando.
Pero de la mano iban los aumentos en la gasolina, en la electricidad, en los puentes y en virtualmente todos los servicios y bienes del gobierno, lo que llevó a una situación insostenible.
Ahora, a través del INEGI y de la propia Secretaria de Hacienda se quiere hacer creer que tenemos inflación de cuatro por ciento.
¡Ni de broma!
Con devaluación de esta magnitud y con los gasolineras, mas el alza a la luz, la inflación debe ser de muchos puntos superior a la cifra oficial.
Así, estamos con dos de los espectros que mas pegan al bolsillo del mexicano. La devaluación, que derriba el poder adquisitivo y la inflación, el peor de los impuestos.
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